Permanente
Dicen sonámbulos soñadores que después de la media noche todas las reglas se rompen.
"No importa lo que hagas, nadie se entera y no hay consecuencias"
¿Quién les detiene en su locura?
Recuerdo manejando en mi viejo Guayaquil de 1996: "pásate las luces rojas, es legal para evitar robos" decían.
Se crean sus propias fantasías, y se repiten tanto sus mentiras que ellos mismos se las creen.
Una noche lo hice, y casi termino prisionero de una cárcel húmeda y fría; suerte de sonámbulo principiante como los tontos ambulantes nocturnos que solía escuchar.
Pasa la media noche,
pasa la media vida,
mi perro me dice: "hagamos maletas que nos toca viajar"
otra vez, otra vez, otra vez.
¿Por qué escogí ser un rebelde y no una víctima? Hubiese sido más fácil morir una muerte temprana a vivir una lucha constante.
Pasa la media noche, ¿y estoy viviendo mi locura como los "tontos" que solía escuchar? ¡No!
No estoy construyendo escuelas en mi virgen Amazonas ni en mi desnuda Valdivia, disfruto del silencio nocturno mientras leo un poema que me gusta repetir:
"Jamás dedos de fuego acariciarán tu rostro, ni mis caderas se juntarán suavemente a las tuyas. Ahora, que me siento como una pluma que inevitablemente cae, que me siento tan liviana y débil, tal vez mi esencia se filtre por el susurro de tu boca. Tal vez me sientas, sí. como frío que baja por tu cuerpo, tal vez mi último suspiro alcance a darte algún placer, tal vez mi última memoria ya no sea tu sonrisa" D.N.
Hermoso poema de un libro que me llegó dedicado con un beso juguetón.
Qué largo el camino que se viene. ¿Estoy cansado? ¡Nó! Pero, ¿quisiera descansar? ¡Sí!
Tal vez los "tontos" son libres al fin, y el tonto permanente soy yo.
"No importa lo que hagas, nadie se entera y no hay consecuencias"
¿Quién les detiene en su locura?
Recuerdo manejando en mi viejo Guayaquil de 1996: "pásate las luces rojas, es legal para evitar robos" decían.
Se crean sus propias fantasías, y se repiten tanto sus mentiras que ellos mismos se las creen.
Una noche lo hice, y casi termino prisionero de una cárcel húmeda y fría; suerte de sonámbulo principiante como los tontos ambulantes nocturnos que solía escuchar.
Pasa la media noche,
pasa la media vida,
mi perro me dice: "hagamos maletas que nos toca viajar"
otra vez, otra vez, otra vez.
¿Por qué escogí ser un rebelde y no una víctima? Hubiese sido más fácil morir una muerte temprana a vivir una lucha constante.
Pasa la media noche, ¿y estoy viviendo mi locura como los "tontos" que solía escuchar? ¡No!
No estoy construyendo escuelas en mi virgen Amazonas ni en mi desnuda Valdivia, disfruto del silencio nocturno mientras leo un poema que me gusta repetir:
"Jamás dedos de fuego acariciarán tu rostro, ni mis caderas se juntarán suavemente a las tuyas. Ahora, que me siento como una pluma que inevitablemente cae, que me siento tan liviana y débil, tal vez mi esencia se filtre por el susurro de tu boca. Tal vez me sientas, sí. como frío que baja por tu cuerpo, tal vez mi último suspiro alcance a darte algún placer, tal vez mi última memoria ya no sea tu sonrisa" D.N.
Hermoso poema de un libro que me llegó dedicado con un beso juguetón.
Qué largo el camino que se viene. ¿Estoy cansado? ¡Nó! Pero, ¿quisiera descansar? ¡Sí!
Tal vez los "tontos" son libres al fin, y el tonto permanente soy yo.
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